Después de una semana loca, entre verbenas y celebraciones varias, de trabajo duro, y etc… continúo disfrutando del agradable sabor de boca que me dejó el Congreso de Tipografía. Han sido muchos los amigos reencontrados durante este evento. A algunos no los veía desde hacía mucho. Y como siempre, no quedó tiempo para todo. Así que nos quedarán las ganas de volver a Valencia, otra vez.
En mi opinión este tercer congreso —y creo que coincido con mucha gente con la que he hablado— ha situado al Congreso Internacional de Tipografía en una posición de solidez y estabilidad que habrá que saber gestionar correctamente en el futuro.
Desde mi experiencia de participación en otros congresos internacionales, os puedo asegurar que el «nuestro» (porque es de todos los que lo hacemos posible: organizadores y participantes) tiene un muy buen nivel. Además, es mucho más económico (y más generoso con las contrapartidas: fiestas, bolsa regalo, etc.). La calidad es alta porque es alto el entusiasmo y el empeño, a pesar de la falta de apoyos económicos.
Lógicamente, nunca se hace algo al gusto de todos. Siempre habrán quejas, críticas o gente interesada en hacerse «notar» y tomar más protagonismo del que se merece. Pero esto es así. Y siempre ocurre igual. No hay que preocuparse más de lo debido. En todo caso, habrá que intentar hacer las cosas lo mejor posible y que las quejas sean las menos posibles. Esta es la voluntad.
Desde la experiencia de los anteriores congresos, pienso que este año ha habido una mejora sustancial en lo organizativo, destacando el gran papel que han realizado los chicos y chicas que han ayudado, como voluntarios, a que el evento saliera adelante.
Creo que continúa siendo un acierto definir un eje temático, con la posibilidad de incluir otro tipo de contenidos que puedan resultar de interés. De hecho, en esta edición, se señalaron en el programa las diversas áreas (área temática, área didáctica, área experiencias tipográficas, área técnica, área lúdica y los talleres) para evitar posibles confusiones. El área temática comprende, a parte de las conferencias del Aula Magna, las comunicaciones, donde uno puede encontrar un poco de todo dentro del tema propuesto. Es la manera de abrir el congreso a la participación activa de otros profesionales, docentes, estudiantes y/o entusiastas de la tipografía. La selección de estos contenidos depende del comité científico que decide con plena autonomía qué comunicaciones son las más adecuadas. La organización, por su parte, intenta buscar aquellos conferenciantes que puedan aportar su punto de vista. Es un riesgo, claro. Y como el programa no es muy extenso se nota más cuando hay alguien que «mea fuera de tiesto».
Los conferenciantes, a mi parecer, estuvieron bien por lo general. Lógicamente, cada uno escogerá su conferencia favorita según sus preferencias (y yo tengo las mías, claro). Tiene que haber un poco de todo (incluso sesiones «freak» sobre el siglo XVIII a las 9.30 de la mañana, para que la gente a la que no le interese este tema pueda quedarse en el hotel «sobando» un poco más).
Las exposiciones estuvieron bien. Pocas pero muy dignas. Quisiera destacar la muestra Tipos Latinos por ser una buena muestra del actual panorama latinoamericano y que resulta bastante desconocido en este lado del charco.
Fue bueno recuperar la memoria de Crous-Vidal (en su centenario), como también lo fue, en su momento, recordar a Trochut y homenajear a Zapf.
Establecer una área lúdica —el chilli-type— ha sido un acierto que da pie a una programación en «pequeño formato» más espontánea e improvisada. La pizarra situada en la entrada ayudó a «refrescar la memoria» y a anotar cambios de última hora en la programación (que son inevitables, por otra parte).
Es cierto que el resultado de los talleres debiera tener una mayor difusión en el congreso (pues forma parte del contenido didáctico del congreso). Es cuestión de plantear presentaciones en formato digital (PDFs por ejemplo) y mostrarlas públicamente.
O que estaría bien disponer de una cafetería abierta el sábado y el domingo por la mañana…
Seguro que hay más cosas que podemos ir corrigiendo y anotar para ediciones futuras…
Andreu Balius