«Mi voz será lo mas parecido a la tipografía», dijo Carlos Grassa Toro (Zaragoza, 1963), primer conferenciante del Congreso.
Escritor y editor, colaborador habitual con Isidro Ferrer, físico de lo imaginario, deleitó en el primer día y a primera hora con una conversación alegórica entre Luciana y Sócrates, aspirante a escritora y maestro, respectivamente.
A lo largo de un diálogo imaginario de cuarenta minutos, manteniendo un ritmo y por tanto la expectación de un público entregado, fue desgranado su visión de los libros, de la edición y por supuesto de la tipografía, oficio que elevó a la categoría de arte.

Una ventana a la imaginación. Asi definió Grassa Toro los libros, y por extensión nuestra profesión.

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